SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
VIERNES SANTO
Valladolid, 15 de abril de 2022
+ Vicente Jiménez Zamora
Arzobispo emérito de Zaragoza Coordinador del Equipo Sinodal en la Conferencia Episcopal Española
Introducción
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
“Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz”.
Saludo con particular afecto:
Al Sr. Cardenal Arzobispo Metropolitano, D. Ricardo, y al Sr. Obispo Auxiliar, D. Luis.
Al Sr. Párroco y Consiliario; al Sr. Alcalde-Presidente de la Cofradía de las Siete Palabras, a quien agradezco su amable invitación; y a los cofrades de todas las Cofradías Penitenciales.
Al Sr. Alcalde de la Ciudad; a los Srs. Embajadores de diversos países en España; a las Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades civiles y militares.
A los fieles presentes en esta Plaza Mayor de Valladolid y a los que siguen la retransmisión de este Acto a través de los medios de comunicación.
Hoy es Viernes Santo, la Pascua de la Cruz, dentro de la Semana Santa, que es el tiempo en que se condensa la celebración del Misterio Pascual de Cristo, su pasión, muerte y resurrección, de una manera litúrgica y sacramental en las iglesias y en los templos, y de una manera figurativa y plástica en las calles y plazas. El inmenso tesoro de la piedad popular desplegado en las procesiones a través de las Cofradías y Hermandades enriquece el Triduo Pascual.
Las imágenes y “pasos” que desfilan en nuestras procesiones de Valladolid tienen alma y tienen vida, porque han nacido de la fe de un pueblo, que a través del arte, sufre y goza; reza y canta; muere y resucita. Las imágenes de Semana Santa hablan al corazón del ser humano; tocan la sensibilidad individual y colectiva; suscitan la fe, la esperanza y el amor.
Nuestra imaginería religiosa, obra de los grandes artistas de la escuela castellana, como Gregorio Fernández, Alonso Berruguete, Juan de Juni, entre otros, tiene pedagogía y apologética. Es una catequesis viviente. La fe, cuando es viva y vigorosa, es capaz de crear cultura, arte y belleza. “La síntesis entre cultura y fe no es solo una exigencia de la cultura, sino también de la fe […]. Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida”, afirmó san Juan Pablo II.
Celebramos la semana mayor del año litúrgico en este tiempo de gracia que es el Sínodo convocado por el Papa Francisco: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Un tiempo habitado por el Espíritu para “hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé fuerza a las manos”.
Pero también celebramos la Semana Santa con el contrapunto del mal de la pandemia, que va remitiendo, pero que sigue todavía presente y que ha causado muchas muertes y unas graves consecuencias sociales, económicas, laborales y sicológicas, que no debemos olvidar.
Tiempo de pandemia seguido del cortejo de males de la guerra sacrílega de invasión en Ucrania, que es una verdadera locura, una catástrofe humanitaria, que acarrea lágrimas, sangre, muertes, ruina y muchos problemas humanos. La guerra siempre es una derrota para la humanidad. También tenemos en cuenta otras guerras silenciadas en otras partes del mundo. La Semana Santa de este año debe llevarnos a solidarizarnos con tantos hermanos que sufren en sus carnes los horrores de la guerra. Cristo sigue sufriendo en las víctimas de las guerras, son su carne sufriente, porque como decía Pascal: “Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo”.
Oremos al Dios de la paz, que nos quiere hermanos y no enemigos, para que en la humanidad cese el odio y venza el amor, para que triunfe el sentido común y se respete el derecho internacional.
Estamos ahora congregados en la Plaza Mayor de esta ciudad de Valladolid, engalanada con telones negros y con el cortejo de los pasos que representan cada una de las Siete Palabras. Este “conjunto de pasos que exhibe Valladolid no tiene igual ni en primores de arte ni en sentimiento genuino de honda religiosidad”
Jesús el Maestro, desde la cátedra de la cruz, pronuncia para todos nosotros sus últimas Siete Palabras. Son palabras, que se han plasmado en composiciones musicales, en poemas, en pinturas y en esculturas, como las que contemplamos ahora en este salón magno de nuestra Ciudad. Son palabras de amor y de dolor, porque el corazón siempre sangra por donde ama; son palabras de luz y de vida; son palabras pronunciadas por la primera y eterna Palabra del Padre.
¡Escuchad, hermanos!
PRIMERA PALABRA
PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN