DATOS TÉCNICOS
Por el Autor: Chema Concellón
La fotografía que sirve de soporte al cartel de la Semana Santa vallisoletana 2022 fue realizada en el año 2016.
La imagen fue capturada con una cámara Nikon D700 equipada con un objetivo Nikon AF-S VR Nikkor ED 70-200mm f/2.8G.
La longitud focal del objetivo se dispuso en 90 mm., la apertura del diafragma en 2,8 y la velocidad de obturación en 1/40, una velocidad que obligó a esperar la parada de la comitiva para poder realizar la exposición necesaria.
La instantánea está hecha en la tarde noche del Jueves Santo durante la celebración de la Procesión de Nuestra Señora de la Amargura a su paso por la Calle Constitución, concretamente a las 20:30 horas del jueves, día 24 de marzo de 2016.
En ella aparece el paso procesional “Santísimo Cristo de la Exaltación”, tallado en el año 1999 por los imaginemos Francisco Fernández e hijo, y que es alumbrado por la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores, siendo esta su imagen titular.
Al fondo, en el lado izquierdo de la imagen se aprecia la presencia de la torre de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, así como en un primer plano la de tres hermanos cofrades revestidos con los colores del hábito procesional de la citada Hermandad.
El diseño de la leyenda, así como la posterior impresión del cartel corrió a cargo de la Imprenta Municipal.
Chema Concellón
GLOSA DEL CARTEL - Por Javier Luna, periodista de COPE
La Semana Santa de Valladolid es una mirada a la más honda representación de la fe, las artes y la memoria. Cualidades imperecederas, pese a cargar sobre sus hombros cinco siglos de pasión, captadas con maestría por Chema Concellón para su anuncio en este 2.022.
Es Jueves Santo. La noche ha caído temprano en la calle Constitución. De la ciudad apenas se divisa al fondo la torre de la Iglesia de Santiago Apóstol. Pero en las mismas aceras sobre las que hace 800 años se levantara el desaparecido Convento de San Francisco, estrechamente ligado a la Venerable Orden Tercera y a las cofradías de la Vera Cruz y la Sagrada Pasión de Cristo, se agolpan el pueblo fiel, curiosos locales y foráneos. Faltan aún cuatro años para cambiar capirotes por mascarillas.
La fotografía, tomada a la altura de la puerta trasera del Teatro Zorrilla, es el preludio de una Semana Santa sobria, austera, pero también rica en colores, sonidos y matices y, por encima de todo, de incalculable valor humano, histórico y patrimonial.
Un haz de luz irrumpe sobre el 'Santísimo Cristo de la Exaltación' por el mismo costado que atravesará con su lanza un soldado romano tras oír pronunciar al Señor la última de sus Siete Palabras en la mañana del Viernes Santo en la Plaza Mayor.
La talla, obra de Francisco Fernández Enríquez y su hijo, Rubén Fernández Parra, en el año 1.999 por encargo de la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores, pone de relieve la influencia de los imagineros del Barroco, la época de máximo esplendor de la Semana Santa vallisoletana. La huella de los Fernández, De Juni, De Ávila, De Rozas, Solanes o Del Rincón se deja ver en la expresividad de un rostro de facciones duras, tan bello como agonizante de dolor; un cuerpo extenuado por el Calvario; manos y pies ensangrentados por los clavos que sostienen a Cristo al madero. La estampa no puede ser más castellana. Platería enlutada, con crespones negros en cada farol en recuerdo de los hermanos que se han ganado ya un lugar al lado del Padre. Apenas dos cuerdas ayudan en la elevación. La escalera reposa ya sobre el listón central. Y la sangre derramada brota en rosas rojas a los pies de la Cruz. El elemento más sencillo y, a la vez, vertebrador de la Semana de Pasión.
Dos cofrades tiran de la carroza. Su capirote rojo humillado evoca el esfuerzo de los casi 12.000 hombres, mujeres y niños que han recogido el testigo del que es el mayor movimiento asociativo, una herencia que los impulsa cada año a salir a evangelizar a las calles.
Un tercer cofrade, de espaldas, parece dirigir la maniobra del paso e involuntariamente dirige también la mirada del espectador hacia los mismos ojos del 'Santísimo Cristo de la Exaltación'. Y es al encontrarse los unos con los del otro cuando se produce el recogimiento. A través de su cámara Chema Concellón ha sabido captar la esencia de la Semana Santa vallisoletana: un diálogo mudo, sobrecogedor, que emociona tanto a los que creen como a los que por primera vez asisten a las escenas de la Pasión del Señor.
Los ferroviarios, como se les conoce a los cofrades de La Exaltación por sus orígenes en la Hermandad Ferroviaria, fundada en los Talleres de la Compañía del Norte, van camino de la Catedral a hacer estación de penitencia tras haberse incorporado al recorrido de la 'Procesión de la Amargura de Cristo'. Pero no siempre fue así.
Hay que remontarse al año 1.951. La primera vez que salió esta procesión transcurrió por el barrio de Las Delicias, donde se mantuvo, por deseo expreso del arzobispo Antonio García y García, durante casi medio siglo. Con una salvedad, 1.953. Aquel año las obras en el túnel de Delicias impedían la llegada de las cofradías El Descendimiento y Santo Cristo del Despojo, con sede fuera del barrio. Por lo que se decidió que el cortejo partiera desde la Iglesia de San Andrés, a las ocho y media de la tarde. Se alumbraron, según se recoge en el programa de la época, tres pasos: 'La Elevación de la Cruz', 'Nuestra Señora de la Amargura' y 'Santísimo Cristo'.
En aquellas cuatro décadas se fue ampliando el cortejo con la incorporación de la Cofradía de la Orden Franciscana Seglar La Santa Cruz Desnuda, Nuestro Padre Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría, La Oración del Huerto y San Pascual Bailón y la Hermandad Penitencial de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna. Aunque, esta última acabaría desligándose de esta procesión. Finalmente, en el año 1.994 se mudó al centro de Valladolid, por donde discurrió por última vez en 2.019.
La Semana Santa de Valladolid, habiendo recibido ya el espaldarazo del Papa Francisco durante su promoción en Roma, se anuncia al mundo con aires de cambio. El COVID-19 obligó a guardar en un cajón el programa aprobado por el Pleno de la Junta de Cofradías en febrero de 2020, dos meses antes de declararse el primer Estado de Alarma.
Dos años después, Dios y nuevas variantes del coronavirus mediante, cinco nuevas procesiones verán la luz en la tarde-noche del Jueves Santo fruto de la disolución ad experimentum de la 'Procesión de la Amargura de Cristo'. Las cinco cofradías emprenden caminos separados, pero mantienen su estación en la Catedral. Aumentará el trasiego en el centro de la ciudad y, aún más si cabe, la necesaria precisión quirúrgica para que los días centrales de la Semana Santa de Valladolid transcurran con el suficiente empaque. Volverán a secar los cofrades del Resucitado las lágrimas de San Pedro con sus escapularios negros. De verde, los de la Oración compartirán la agonía que debió sentir Jesús en Getsemaní; y de morado, los del Descendimiento, su amargura en el Monte Calvario. Calzados con sandalia marrón desfilarán cofrades franciscanos en humildad y penitencia. Y a Las Delicias devolverán los ferroviarios la luz de Cristo con un farol prendido con las mismas velas que iluminan el Monumento al Santísimo.
Hacía tiempo que no había armonía entre los pasos del cortejo y el título de la 'Procesión de la Amargura de Cristo'. Concretamente, desde que la Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Despojado decidiera emprender en 2011 su propio camino y abandonar, también ad experimentum, la procesión. Llevándose consigo la imagen de la que tomó su nombre.
Pero no es el único cambio que se anuncia para 2022. La primera gran reforma en 100 años, desde que Monseñor Remigio Gandásegui pusiera los cimientos para convertir a la Semana Santa de Valladolid en Fiesta de Interés Turístico Internacional, ahonda en la dimensión religiosa, en una mayor correlación entre la liturgia de la Iglesia y el relato que en las calles se hace de la Pasión. Así, al popular vía crucis del Viernes de Dolores le precederá el acto de reconciliación ante 'Jesús de la Esperanza', que la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena venía celebrando el Miércoles Santo. A la tarde del Domingo de Ramos se traslada la 'Procesión de Amor y Misericordia del Santísimo Cristo de Medinaceli'. Y la 'Virgen de la Vera Cruz' recibirá este Sábado Santo el 'Ofrecimiento de los Dolores' en la Catedral, en el año previo a su coronación.
Han pasado casi dos años de pandemia. Dos años que no han sido en barbecho. Las cofradías han sembrado para que la ilusión se anteponga al miedo en la que ha de ser la primera Semana Santa pospandemia, apartando su hombro del varal para ayudar a sostener el sistema sanitario con donaciones que han ayudado a proteger a sus profesionales. Y, cuando afloró la crisis económica, ensanchando hasta límites nunca antes conocidos sus bolsas de caridad.
Autoridades civiles y religiosas, Junta y directivas de las 20 cofradías de Semana Santa de Valladolid, medios de comunicación y pueblo fiel, el cartel anunciador de la Semana Santa de 2022 es una mirada hacia delante, valiente, comprometida, es una invitación al encuentro.
Ojalá que, como el 'Santísimo Cristo de la Exaltación', este año los cofrades no tengan —no tengamos— más límite que el cielo.
Paz y Bien. Muchas gracias.